Finalizada la liga, proclamado su campeón, decretadas las
pérdidas de categorías y con los clubs que obtuvieron sus derechos a participar
en las competencias europeas ya concretados, en teoría tocaría
ahora épocas de descanso y relajación para cargar las baterías en vista
a la próxima temporada, pero nada más alejado de la realidad, dirigentes y
afición barajan y sueñan con nombres para reforzar la plantilla, algunos
posibles y otros, tal vez, fruto de su pasión y no del sentido común, lo que
muy pocas veces se concreta, también están las listas de bajas, pero lo que más
abunda es la fuente de “rumorología”, todos saben lo “último” que viene fulano
y se va mengano, que el próximo entrenador será tal, todos piensan el equipo ideal para su club.
Pero en años
especiales como éste, además de las dificultades lógicas y las trabas, se
agregan las económicas, barrera al parecer insalvable para traer jugadores de
cartel, pero como sucedió antes, no se
dudará en recurrir al endeudamiento, al mesías der turno, léase
jeque o millonario, o lo que sea para
lograr tener –este año si- un equipo que los lleve por lo menos a competencias
europeas o luchar por puestos de privilegio en la copa.
Estos hechos mencionados precedentemente, forman parte
activa del quehacer de afición y dirigentes, son parte del fútbol, alimenta la
ilusión y esperanza, de quienes
canalizan a través de este deporte una parte de su vida, soñando siempre
en tener participación en campañas históricas
y recordadas, solo el tiempo dirá hasta donde se concretarán esas
ilusiones y cuantas quedarán por el camino, lo que será verdad y lo que solo
son imaginaciones, pero lo que no se
puede negar, es que antes, mucho antes que el balón comience a rodar
sobre el césped en una nueva temporada,
ésta ya comenzó en despachos, bares y todo sitio donde el fútbol es el tema de
predilecto de conversación, sin dudas el deporte rey por excelencia.
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